Hace justo un siglo nació Paulo Freire en el seno de una familia empobrecida en Recife, Brasil. En su larga vida sufrió hambre y necesidad, exilio y persecución política. Su forma de ver la educación y de luchar contra las injusticias cambió la visión que tenemos de la educación. El mundo sería aún más injusto si no tuviésemos sus enseñanzas y sus palabras. Entre sus múltiples legados queremos destacar el papel central de la esperanza. La esperanza es una necesidad vital de todo ser humano, sin ella no podemos vivir. En momentos en los que las injusticias sociales y ambientales se multiplican (ayudadas también por la gestión de la pandemia) y en los que el calentamiento global y la destrucción de la biodiversidad está llegando a un punto límite de no retorno, necesitamos más que nunca soñar por un mundo mejor. Pero, como nos decía Freire, no sirve cualquier esperanza, tiene que ser una esperanza crítica. Esa que parte de una profunda reflexión sobre nuestras acciones, como individuos y como sociedad, sobre nuestras conexiones e imaginarios sociales, para pasar inmediatamente a la acción, la llamada praxis de Freire, que contribuirá a cambiar el mundo.
También tenemos presentes las ideas de Iris Marion Young, fallecida hace apenas 15 años. Esta filosofa política y feminista ha hecho unas aportaciones sobre la naturaleza de la justicia y su carácter estructural que resultan imprescindibles. En su libro póstumo Responsabilidad por la justicia decía que la injusticia "existe cuando los procesos sociales ponen a grandes categorías de personas bajo una amenaza sistemática de dominación o privación de los medios para desarrollar y ejercer sus capacidades, al mismo tiempo que estos procesos permiten que otros dominen o tengan una amplia gama de oportunidades para desarrollar y ejercer sus capacidades". Todos y todas nosotras estamos implicados en algún nivel de injusticia estructural, por lo tanto, por acción o por omisión somos corresponsables de ella. Solamente asumiendo esta responsabilidad es posible luchar contra las injusticias sociales y ambientales.
Esperanza crítica, responsabilidad y compromiso son ideas que
desde nuestro punto de vista definen a Profes por el Futuro. Docentes
comprometidos que no permanecen impasibles ante tantas injusticias, tanta
destrucción. Que, cargados y cargadas de esperanza crítica, desarrollan
acciones para cambiar el mundo; que mantienen una profunda coherencia entre el
decir y el hacer, que mantienen unidas la reflexión y la acción en un proceso
dialéctico.
No podemos trabajar para lograr una sociedad más democrática
con estructuras escolares jerarquizadas y sin participación, como tampoco
podemos luchar por un mundo más sostenible si seguimos llenando los patios de
las escuelas de plásticos de un solo uso. Acabar con la crisis ecosocial exige
mucho más que reciclar, exige una verdadera alfabetización socioecológica,
empezando por los más jóvenes. Acciones que llevan a cabo de forma admirable
estos Profes por el Futuro.
Una educación comprometida con la justicia ambiental es
inseparable de la lucha política por la justicia social; y viceversa, una
auténtica educación para la justicia social no puede dejar de lado la lucha por
una justicia ambiental. Enfoques aislados son insuficientes y, con ello,
limitadores de una transformación real. Desde la Cátedra UNESCO en Educación
para la Justicia Social de la Universidad Autónoma de Madrid expresamos nuestra
más profunda admiración por Teachers for Future Spain. Todo nuestro apoyo y colaboración
para que la reflexión y la acción se mantengan unidas y para que, con esperanza
crítica, con compromiso y responsabilidad, logremos una mayor justicia social y
ambiental.
Referencia original
Murillo, F. J. (2021). Justificación. En Teachers for Future Spain, 8.000 por el Clima. Curso 2021/22. Teachers for Future Spain.